martes, agosto 18, 2009

Ese andrés

Ese Andrés...


Andrés era uno de esos muchachos que no esperaba mucho de la vida, porque esta ya le había dado demasiado: un lugar donde dormir, una familia, comida y todo lo demás que un muchacho pueda querer. Claro esta, sin llegar a ser demasiado pretencioso; una mansión o un jet privado son cosas que a los pobres les enseñan a no querer, solo a admirar por la televisión. Toda su primaria la hizo en un colegio de monjas, donde reinaba la paz y la tolerancia y todos era amigos de todos. Este colegio, por obvias razones, sólo admitía varones hasta quinto de primaria, el bachillerato era sólo para la mujeres… de un tiempo para acá ya solo acepta mujeres. Fue en este colegio donde Andrés se enamoro por primera vez. Un día, durante el recreo, los muchachos se reunieron como de costumbre para discutir toda clase de asuntos triviales, que en ese entonces parecían de vital importancia. Uno de los lideres del “combo”, Alejandro, decidió preguntar: “Muchachos, ¿a ustedes del salón quien les gusta?”. Todos los muchachos respondieron sin dar mayor sorpresa. Los nombres de las chicas más populares del salón siempre eran los primeros en ser mencionados: Ana, Lady, Kelly, etc.

-Y a vos Andrés, ¿a vos quien te gusta?

- Yo creo que le profesora Yadis es la más bonita.

Las risas no se hicieron esperar, todos sus compañeros coincidieron en decir que la profesora era fea y demasiado grande. Andrés se sentía mal cuando se burlaban de él por lo que decía… pero luego tendría que acostumbrarse a ello. Andrés seguía pensando que Yadis, esa profesora de rasgos delicados, cabello largo y negro como la noche y ojos compasivos, era sin duda una mujer hermosa. Y lo comprobaría, unos años después, al encontrarse con ella por casualidad en los alrededores de la plazoleta San Ignacio, tomada del brazo de su novio.

Para Andrés, el cambio de colegio no fue algo bueno, él siempre maldijo el momento en que su madre sobre protectora tuvo la “brillante” idea de inscribirlo en el colegio militar: un lugar lleno de adolescentes ansiosos de encontrar el nuevo hazmerreír, al “agueva’o” del cual se pudieran aprovechar.

“Un infierno”. Eso es lo que pensaba Andrés de este colegio; una jaula de leones donde él era el venado inocente, la presa más fácil. La principal razón de esto era que él siempre fue una persona pacífica, con un cierto repudio por la violencia, él estaba más interesado en perderse en sus pensamientos que en reunirse con los demás a criticar a los otros a discutir temas como: la posición sexual favorita, prefiere tetas naturales o de plástico, si le gusta más “culiar” o “pichar”, con o sin condón; y todo ese montón de temas del que hablan los jóvenes, aunque nunca hayan tenido intimidad, más que con ellos mismos y con sus supermodelos de papel. También estaban los temas de carros, motos y deportes por los cuales él nunca se sintió muy atraído.

Andrés se perdía en sus pensamientos para ausentarse de esa realidad desagradable, cruel y dolorosa; esto no le beneficiaría mucho en cuanto a la parte académica. Él nunca fue uno de los mejores alumnos. Esos años fueron para él “el tiempo más perdido de la vida”. Durante este tiempo, el que solía ser un niño risueño y lleno de alegría, se convirtió en un joven lleno de odio, rencor y desagrado por casi todo lo que le rodeaba, sus pensamientos se convertían con frecuencia en sangrientas imágenes de venganza contra sus compañeros de clase y algunos de sus profesores.

Toda esta experiencia causó en él repudio por el estudio y ganas de un seguir estudiando nunca más; él quería vivir solo, perdido en sus pensamientos, en sus fantasías donde nadie se burlaría de él nuevamente. Pero lamentablemente la presión de sus familiares lo obligó a presentarse a la Universidad. El Eligio presentarse a la Universidad de Antioquia ya que esta era a la que menos probabilidad tenía de pasar. Fallaré la prueba como muchos –se dijo- y luego trabajaré y así viviré mi vida. Pero nada salió como lo tenía planeado. Andrés llegó un día a su casa, esperando descansar y fantasear el resto de la tarde, pero en la sala de la casa estaba su madre y su abuela. Después de los saludos su madre le dijo que ella había ido a la Universidad a ver los resultados. Hay mijo, no pasaste –dijo ella con cara de pesar- será en otra ocasión. Andrés le siguió la corriente y puso cara de tristeza, pero por dentro estaba más feliz y tranquilo de lo que se había sentido en mucho tiempo. Luego de unos segundos de incómodo silencio, su madre gritó: “¡Mentiras! ¡Si pasaste! ¡Felicitaciones!” (Para desgracia de Andrés, quien ya se estaba haciendo a la idea de una vida simple y descomplicada).

Andrés era un estudiante universitario común y corriente, ni bueno ni malo, un tanto alejado de los demás. Bien dice el dicho “Es mejor callar y parecer tonto que hablar y demostrarlo”. Él nunca tuvo muchos amigos, ni se sintió apasionado por su carrera, ni pensó en ser algo más que un estudiante promedio. Pero un par de semanas después de comenzar el tercer semestre, decidió renunciar. No aguantaba más, no quería leer un solo libro más, un solo documento más, no quería analizar un caso más. Esto no era lo suyo.

Pero el no podía quedarse en casa sin hacer nada, su familia no lo permitiría. Andrés recordó que en el colegio militar había una, y sólo una materia en la cual sobresalía: inglés. Decidió presentarse de nuevo a la de Antioquia, con el mismo plan. Sólo que esta vez no tomó un preuniversitario, ni se quedo incontables minutos analizando cada pregunta, ni se esforzó en hacer formulas en una hoja aparte, ni se preocupo por el tiempo. Respondió lo primero que se le vino a la cabeza sin mayor preocupación. Como resultado, volvió a pasar a la Universidad, esta vez, con mejor puntaje que cuando pasó a psicología. ¡Maldición! –se dijo al confirmar los resultados en la pagina Web de la Universidad-- mi suerte es una mierda, y la lotería si no me la gano… si la comprara, de pronto hasta me la ganaría.

Ahora, Andrés es un estudiante promedio de Traducción, no es el mejor ni el peor, no tiene planeado ser un escritor famoso, ni ser reconocido por ningún trabajo investigativo. Él solo vive a la espera del momento en el que, de nuevo, se diga a sí mismo: “¡No más!”.

lunes, mayo 18, 2009

Life is good

I've been feeling great lately. I'm getting some work done. I'm starting to think about making a big change in my life.

My guitar playing is ok, I'm practicing less now but hopefully when I get some free time I'll be able to practice more and leanr some new stuff. I've been posting videos of me playing improvisations but that's it. I think I need to leanr some new songs.

University is going smoothly and now I might get my old job back. It's just a little job as an auxiliar. Carrying stuff around, making sure the computers work properly and such. It's kinda easy but I have to be carefull, any small mistake could mean serious trouble.

Now, about my love life, I've always been a lonely person, I always said I didn't anyone by my side to be happy... but lately, solitude is nothing but painfull. Loneliness is killing me. Sometimes I think I made the wrong choise, I should have fought againts my fear and open my heart to someone. But I didn't, and now I'm paying the price. And it's too high, I can't afford it anymore.

I think I will talk to that girl I like and tell her to go out with me. I hope she likes me too.